miércoles, 28 de marzo de 2012

Emfermedades


La relación entre implantes mamarios de siliconas y procesos autoinmunes salió a relucir por primera vez en los años 1950s, cuando aparecieron una serie de reportes en la literatura médica japonesa.(1, 2) Los primeros reportes estuvieron asociados al implante de una serie de sustancias heterogéneas y no bien definidas incluyendo la parafina y silicona líquida. Mayoshi y cols. (2) denominaron este grupo de enfermedades como enfermedad por adyuvante humana.
En el año 1962, Cronin y Gerow (3) introdujeron por primera vez los implantes mamarios de silicona, y fue en el año 1982 cuando Van Nunen y cols (4) reportaron por primera vez la presencia de enfermedad autoinmune en tres mujeres. Desde esa época a la actual se han reportado una serie de pacientes exhibiendo una gama de padecimientos clínicos incluyendo enfermedades específicas del tejido conectivo tales como lupus eritematoso diseminado, síndrome de Sjögren, escleroderma, enfermedad mixta del tejido conectivo, cirrosis biliar primaria, y enfermedades atípicas caracterizadas por cansancio crónico, dolores musculares y articulares y discapacidad cognitiva. (5,6,7, 8)
Además de las manifestaciones clínicas descritas, se ha reportado también una serie de anormalidades de laboratorio entre los cuales destaca la presencia aumentada de anticuerpos antinucleares. (9,10)
El reporte de Samayoa y cols. en el presente número de la revista, en general concuerda con lo que se ha reportado en la literatura. Lo más remarcable del grupo de pacientes descrito es la presencia de enfermedad local, incluyendo contractura de la cápsula en más de las dos terceras partes de mujeres. El número exacto de rotura de implante se desconoce en este grupo de pacientes debido a la falta de estudio sistemático. El uso de resonancia magnética y de ultrasonido ha permitido una detección precoz de rotura de implante.
La ausencia de enfermedad específica del tejido conectivo no nos debe llamar la atención debido al número relativamente pequeño de mujeres estudiadas.
En la actualidad existe una polémica de grandes proporciones en los EE. UU. en lo que respecta a la relación entre los implantes mamarios de silicona y desarrollo de enfermedad inmunológica. Gran parte de esto se debe al aspecto legal que existe entre las pacientes y las compañías fabricadoras de implante. El litigio existente es de grandes proporciones, alcanza varios billones de dólares y no hay índices claros acerca del final del proceso legal.
Por otro lado, existen varios estudios epidemiológicos publicados en los últimos años que fallan en demostrar la presencia de un aumento de enfermedades específicas del tejido conectivo, especialmente escleroderma, en mujeres con implantes mamarios de sil¡cona (11,12,13,14). La razón fundamental por la negatividad de los estudios epidemiológicos es el número insuficiente de pacientes estudiados y fundamentalmente el periodo de seguimiento relativamente corto —que por lo general al igual que el estudio de los Drs. Samayoa y cols.— es menor de 10 años del momento de implantación. Enfermedades como la escleroderma son extremadamente raras, y para que se demuestre una relación absoluta ya sea positiva o negativa, se va a necesitar estudiar cientos de miles de mujeres con implantes mamarios y por más de 10 años.





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